El Salvador fue uno de los primeros países en ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) realizando una serie de reformas para hacer realidad esos derechos a los niños y adolescentes del país.
El país ha hecho avances en este sentido, pero el cumplimiento de estos objetivos es notablemente complicada. Persisten aún brechas importantes para que los beneficios y oportunidades lleguen a todas y todos por igual, sin dejar a nadie atrás.
La paz y la cohesión social que tanto necesita El Salvador pasa por que todas las políticas públicas tengan como referente prioritario los derechos de la niñez y de la adolescencia en todas las políticas públicas estatales.
Es importante, si se quiere entender mejor la realidad de la niñez y adolescencia del Salvador, admitir que los modelos de desarrollo económico que han predominado en el país han generado riqueza, pero esa riqueza no ha llegado a toda la población. De hecho existe una importante parte de la población en condición de pobreza, y unas diferencias muy notables entre el área urbana y el área rural, cosa que provoca un marcado nivel de exclusión de la población. Además, las reformas económicas han centrado la economía del Salvador en el comercio y las prestación de servicios.
Otro elemento a tener en cuenta es el bajo nivel de gasto social en la niñez y adolescencia del país, comparado con el promedio de los otros países de la región. La inversión en salud, educación, vivienda y seguridad ciudadana es insuficiente para conseguir los objetivos propuestos para asegurar los derechos de la infancia y adolescencia.
La situación se complica teniendo en cuenta la crisis financiera internacional de 2009, relacionada con los factores estructurales de las finanzas públicas nacionales, con una baja recaudación tributaria, una gran deuda externa y la dependencia de El Salvador en la cooperación internacional para realizar obras importantes y necesarias.
No obstante estos datos, ha habido avances importantes y esperanzadores. Las distintas entidades encargadas de la protección de la niñez y adolescencia están ejerciendo eficazmente sus funciones. Respecto a la inversión, aunque es todavía insuficiente, se ha evidenciado un incremento en las asignaciones para programas y servicios a la niñez y adolescencia en los últimos años.
Para garantizar el derecho al desarrollo, particularmente a través de la educación, se ha establecido en Sistema Educativo nacional, con dos modalidades, formal y no formal. La primera tiene cinco niveles, inicial, parvularia, básica, media y superior, mientras que la no formal está dedicada a la formación de personas jóvenes y adultas.
La cobertura educativa se mantiene en todos los niveles, pero hay que hacer que esta cobertura llegue a todos por igual, porque el nivel de asistencia continua siendo distinto según el sexo, y el sitio donde viven, rural o urbano.
Respecto a la asistencia a la formación escolar, los alumnos y alumnas no entran en el sistema educativo de forma oportuna, y muchos de ellos lo abandonan en la adolescencia. Las razones son distintas, desde la negativa de los padres, a que vayan a la escuela, a la necesidad de trabajar para dejar el colegio, entre otras razones. Son cifras que evidencian, por una parte la poca importancia que da la sociedad a los valores de la educación, y por otra la limitada oferta educativa que existe en El Salvador. De hecho, si se tiene en cuenta que los poco más de seis mil centros escolares que hay en el país, si tuvieran que atender a todos los escolares que tienen derecho a la educación, tendrían como promedio 510 estudiantes por centro, una cifra que evidencia la dificultad en la oferta educativa.
Otro elemento a considerar es la atención educativa hacia la población con necesidades especiales, una atención que, a pesar de los esfuerzos, es claramente limitada, y que se concentra en la zona urbana, dejando a la población rural, una vez más, con pocas opciones de acceso.
Hay que reconocer el esfuerzo del gobierno ante los retos del sector de la educación, que ha creado sistemas o núcleos de escuelas mancomunadas, para conseguir la expansión de un grupo considerable de centros. También se ha mejorado la profesionalización docente, los procesos de acreditación, tanto de los centros de educación media públicos como privados.
Al inicio de la segunda década de este siglo, la inversión en educación en El Salvador ha aumentado considerablemente, cosa que denota un creciente reconocimiento de la prioridad de la educación a nivel oficial, pero también que son necesarios mayores esfuerzos presupuestarios.
Este artículo está basado en el informe sobre Situación de la Niñez y Adolescencia en El Salvador, realizado por UNICEF.