La tasa de pobreza de la población femenina es del 43,6%. Las mujeres salvadoreñas se han incorporado recientemente al mercado de trabajo y representan el nivel más alto de analfabetismo (20,3% en 2007). Además, existen fuertes desigualdades de género en cuanto a la calidad educativa, niveles de educación y áreas de formación. Otro de los más graves problemas es la violencia contra las mujeres, sobre todo violencia y agresión sexual, abuso verbal, violencia intrafamiliar, así como la trata y explotación sexual de mujeres, niñas y adolescentes.
En El Salvador la desigualdad entre los hombres y las mujeres sigue siendo un grave problema social, las mujeres siguen estando discriminadas en varios aspectos de la vida.
Tanto el programa de Desarrollo Comunitario como todos los demás programas de ANADES tienen un fuerte enfoque de género. En El Salvador la desigualdad entre los hombres y las mujeres sigue siendo un grave problema social, las mujeres siguen estando discriminadas en varios aspectos de la vida. Aunque desde 1950 se reconoce la igualdad de derechos civiles entre hombres y mujeres, no se transforma una cultura tradicionalmente tolerante con la desigualdad sólo con la instauración de nuevos marcos legales (PNUD, 2013). La persistencia de la desigualdad se explica desde la noción de poder, que se construye en la subjetividad de las personas y se ejerce por hombres sobre mujeres desde muy temprano en la vida y en todas partes: la familia, la escuela, el trabajo y la vida pública (PNUD, 2013).
En el Salvador, la tasa de pobreza de la población femenina es del 43,6% y del 43,3% en la población masculina (PNUD 2011). Aunque las cifras no demuestran una gran desigualdad entre las mujeres y los hombres en cuanto a la pobreza, cabe mencionar que la pobreza se extiende más allá de las simples medidas económicas. La pobreza no es sólo escasez de recursos monetarios, sino también exclusión de derechos fundamentales, habilidades y oportunidades de vivir una vida digna.
Una de las principales transformaciones en el mercado de trabajo salvadoreño ha sido la lenta pero creciente incorporación de las mujeres. La tasa específica de participación económica femenina en las últimas dos décadas ha mostrado un incremento del 41% en 1992 al 48% en 2012. Pese a esta mejoría y a que ellas representan el 54% de la población en edad de trabajar, aún persisten importantes diferencias con respecto a la participación económica de los hombres, que es del 83% (PNUD 2013). Por otra parte, las mujeres se ocupan principalmente de oficios domésticos, existiendo una actividad económica no registrada, fundamentalmente en las mujeres de las zonas rurales.
Las mujeres trabajan principalmente en el sector de servicios y en el sector informal, mientras que los hombres se emplean en otros sectores como la industria y la agricultura. Las mujeres suelen ocupar trabajos de baja calidad y bajo prestigio social y sufren condiciones de trabajo poco favorables. Incluso el salario de las mujeres es inferior al de los hombres por el mismo trabajo realizado, en el año 2012 el salario promedio de las mujeres representaba el 80% del salario de los hombres (PNUD 2013). Todo ello está relacionado con la persistencia de la división genérica del trabajo que asigna el trabajo reproductivo totalmente a las mujeres y que no sólo las discrimina en el mercado laboral, sino que soportan una doble carga, trabajando más horas al día que los hombres (PNUD 2011, IMU 2007).
Cuando se trata de la educación, las mujeres representan un nivel más alto de analfabetismo. En 2007 la tasa de analfabetismo fue del 20,3% en las mujeres y de 15,1% en los hombres (PNUD 2011). El analfabetismo es más pronunciado entre las mujeres rurales, de mayor edad e indígenas. Además existen fuertes desigualdades de género en cuanto a la calidad educativa, niveles de educación y áreas de formación. Las entrevistas presentadas en este libro confirman que el nivel educativo de las mujeres rurales es muy bajo, especialmente en las mujeres mayores, muchas de ellas no saben ni leer ni escribir.
Una de los más graves problemas es la violencia contra las mujeres, sobre todo violencia y agresión sexual, abuso verbal, violencia intrafamiliar y la trata y explotación sexual de niñas, adolescentes y mujeres. Las mujeres representan un 90% de los casos registrados de violencia intrafamiliar. En 2009, fueron registrados 6.711 casos de violencia intrafamiliar y en 6.546 casos la víctima era mujer. Entre 2004 y 2009, las mujeres representaban el 89% de las víctimas de los casos registrados de agresión sexual, mientras que los hombres representaban un 11% (PNUD 2011).
Las cifras de la participación política de las mujeres demuestran que El Salvador no alcanza al promedio regional de América Latina y Caribe, en la cual las mujeres representan una tasa de 20,7% de participación política. En El Salvador esta tasa es del 19% (PNUD 2011). Pese a ser mayoría en la población (53%), las mujeres ocupan únicamente el 27% de los escaños en la Asamblea Legislativa en 2013 y alrededor del 15% de los puestos políticos en cargos de ministras o viceministras (PNUD, 2011). Por lo tanto, la participación de las mujeres en poderes públicos es gravemente desigual a la de los hombres. Sin embargo, las mujeres están más representadas en los oficios judiciales, lo que confirma que el triunfo de las mujeres es más consecuencia del ascenso profesional que de procesos de decisión política.
Informe sobre Desarrollo Humano 2011
Sostenibilidad y Equidad: Un mejor futuro para todos.
Informe sobre Desarrollo Humano 2013
El ascenso del Sur:
Progreso humano en un mundo diverso.